Wednesday, May 30, 2007

Arroz con Culo


Hay que hacerlo rapido: Flechita atrás, flechita abajo, flechita adelante y Quechi: Hadoooooken.
Igual: Flechita adelante, flechita abajo, flechita atrás y Patada: taptaptaptaruket.
Otro: Flechita adelante, flechita abajo, flechita adelante y Quechi: chorriuukett.
Abajo unos cuantos segundos, arriba y R: Patadota de Guile!
El más complicao: Flechita adelante, flechita abajo, flechita atrás, flechita arriba, flechita adelante y X: El ruso de mierda agarra al pobre peleador y le da vueltas en el aire y lo aplasta cabeza a cabo. Más de la mitad de la energía carajo.

Master del universo, campeón de La Molina de Street Figther, el gran premio fueron 20 horas gratis de vicio. ¿Por qué mierda nunca hubo campeonato nacional de de esa huevada o nunca me enteré? ¿Por qué nadie me avisó? ¿Por qué nadie se enteró que le gané a Byson con dos perfects en menos de 15 segundos por round? (eso fue registrado por cronómetro). ¿Por qué todavía sigo siendo un nene?
Hace poco me compré un control para conectar a la compu y como tengo como 700 juegos entre nintendo y súper pues estoy más enviciado que Maradona en el 87. Contra Súper Contra Batman Double Dragon II Donkey Kong Country I y II TMNT (Teenage Mutant Ninja Turtles) I, II y III y el IV (Turtles in time), Jackal y todas esas porquerías que uno dice “ay, estás muy manganzón para andar con jueguitos de niños”. Niño inmaduro quien crea que ser grande es leer la sección de economía del comercio y tomar el café sin azúcar. “niño” mis bolas; no perder ese hermoso sentimiento de que todavía es divertido jugar tumbaditas en un parque o que se te corte la voz como a Kevin Arnold cuando ves a una chica que REALMENTE te gusta es los más sabroso de este planeta: más que tomar café sin azúcar, más que tener tres reuniones de chamba en un día y mucho más que tener experiencia en todos los rubros y saber qué es exactamente lo que está esperando que digas esa chica bonita.

Niño tu vieja si quieres saberlo, anciano reputa.

Hace un par de días me compré una guitarra eléctrica con amplificador. Me dicen que es una mala inversión porque debí meterme al gimnasio. Mi gran respuesta fue: “Están ustedes bien huevones”. Llego a mi casa y al toque lo enchufo todo bonito y lo primero que sale de la guitarra es “Lucky” de Radiohead. Suena bien, bastante bien. Ya luego me paso a “Bad Card” de Marley y ahí ya imagino que los vecinos me empiezan a odiar. Llega mi jefe que es más mi pata que mi jefe. Juntos cantamos “Telephone Line” de la Electric Light… Luego se va el jefe, se abren las chelas, sigue la algarabía y nuevamente this tiimeeeee,,,, i feel my luck could change… Lo malo es que siempre que me pongo a cantar Lucky me pongo a llorar,,, así que casi nunca la puedo tocar entera porque recién estoy en kill me Sarah, kill me again with love y ya está que se me corta la voz. Por eso es que casi siempre después de tocar esa canción tengo que poner una de marley para sonreir un poquito y decir misty morning dont see no sun I know you are out there somewhere, having fun. Mierda, esta vez no quería amarrarme a un tema, como verán empecé con trucos de nintendo para terminarles confesando que Radiohead me hace llorar (demonios, ese ok computer sí que destruye… aunque en the bends está “bullet proof” que también es como darse de sablazos en la sien). Y luego ya me pongo a pensar que me gustaría tocar Purple Haze, pero maldita sea que soy bien bestia y con las justas puedo tocar el inicio despacito. Un gran problema tener guitarra y no ser un genio porque al final te sientes todo cojudo tocando la introducción de Nothing else matterse como si fueras el puto mastín siberiano de Kirk hammet. Otra vez desvarío, es un gran problema cuando no hay problemas en la chamba (paradójicamente) y no vienen corriendo a gritarme: Puta mare mensajes clave, puta mare nota de prensa, puta mare comunicado oficial, puta mare plan de comunicaciones, puta mare otra vez. Sospechosa calma aquí y un sospechoso nudo en la garganta que he querido compartir un poco con ustedes, a pesar que todavía tenga taaaaanto qué decir… lo siento mucho.

Tuesday, May 29, 2007

Alverjita Rebelde

“¡Ay los vicios humanos! son ellos los que contienen la prueba de nuestro amor por el infinito” (Charles Baudelaire).
Yo sé que puede aburrir escuchar siempre lo mismo, pero no pienso contarles cómo que es que a diario me encargo de saltear mis problemas y contener las lágrimas, porque eso sí que es aburrido tanto para ustedes como para mí. Así que frívola y anónimamente elijo este camino fácil y divertido que es hablar de cosas censuradas pero morbosamente atrayentes. Es que repito pues locales: la mierda humeante, el cuerpo decapitado, el feto abortado, los libros del Marqués de Sade (jaja… recuerdo una cita que dice más o menos así – no es textual - “Pues ahora procederé a insertarle mi báculo a esta jovencita por su delicado hoyo rosado mientras este guapo mozalbete me inocula sus sustancias en el mío”… Horrible pero jodidamente entretenido), los cuentos de Bukowski (les recomiendo el libro “Erecciones, Eyaculaciones, Exhibiciones”), drogas, sexo y, claro, Rock and Roll. Toda esa inmundicia realmente le da sabor a la vida, ¿no, Baudelaire? Quise empezar con Baudelaire porque habla de vicios; y hoy quería hablar de un vicio especial muy muy desprestigiado, maligno y realmente delicioso. Ojo que sé que es horrible, terrible, detestable y de las cosas más adictivas que haya podido crear el ser humano; pero MIERDA que te hace sentir poderoso: un despelote absoluto. If you wanna hang out, you got to take her out, Cocaine. Eso canta mi pata Eric Clapton. Y si quieren que sea más perucho le pongo el toque popular y, citando a Melcochita puedo decir “La Cochinada Más Rica, aaayyyyy”. Es que es muy extraño. Al principio ves el espejo (si estás tranquilo en tu casa), sacas el papel (creo que papel manteca, ¿correcto o no?), con tu débito scotiabank (porque de crédito todavía no y espero que nunca) sacas un cúmulo sonriente de esa brillante blancura que parece azuquítar impalpable y la depositas sobre el cristal. Luego con tu misma scot débito hacer tactactac con la tarjeta y vas formando la línea…. Uyyyy (a un pata mío le dicen lateral; ¿por qué?; porque juega pegado a la línea, juaaa). O las líneas pueden ser. Luego agarras un pedazo de cañita (cuando te la vayas a pegar en la calle y necesites una cañita y vayas a un grifo a pedir que te regalen una, NUNCA digas cañita… di sorbete o pajilla… así suenas menos drogo), o un tubito, o un billete relativamente nuevo enrolladito. Luego te acercas con el tubo ese metido en la ñata, te miras los ojos al espejo, te miras las fosas nasales, te miras la línea y MMMFFFFFFFF. A veces se siente como un balazo, a veces como un cuchillazo… y cuando la belleza es de buena calidad no sientes absolutamente nada. Porque hay que decir que hay que todo,,, hay veces en que en realidad he sentido que esnifo pared o harina, y en verdad esos conchesumares la patean feo, sobre todo los asquerosos de Lince (cerquita a la plaza Pedro Ruiz Gallo, cerquita a la Municipalidad… ya no te hagas el huevón quien seas). Claro que cuando andas por la calle no hay tiempo para todo ese juego… tampoco cuando estés en el baño del sargento o el dragón porque no pasa ni medio minuto y ya hay una fila de necios como tú que quieren hacer exactamente lo que estás haciendo tú (no orinar). Así que no queda otra que con la misma scotia o la llave de tu jato agarrar un poco y mmmsssssfffff. Auch. Les contaré algo gracioso. Ya andaba con una verborrea absoluta esa noche (eso sucede cuando mezclas la vaina con el trago). Estaba con mi amigo de mil aventuras y con dos chicas. Ibamos bien, hablábamos como locos y hay algo que ocurre cuando 1)La sustancia es de calidad, 2)Has consumido una cantidad perfecta y 3) El licor ha sido el justo. Lo que pasa cuando se entremezclan estos tres numeritos es que durante un tiempo resultas siendo un pata encantador, con floro perfecto e ideas brillantes. Es que si buscan en cualquier lado: wikipedia, google o el libro sobre drogas que tienes guardado bajo el colchón, el clorhidrato de cocaína te embiste con un estado de lucidez extremo. Eso es un rato, porque luego ya vienen las muecas y el blablabla inmundo. Bueno, me desvío de nuevo. Estábamos con las dos chicas sentados en una mesa de madera en el bar El Oso, y la verdad que estábamos como cañón. Eso hasta que un servidor se excusa por cuarta o quinta o vez y dice “voy al baño”. Voy al baño, cierro la puerta, abro la magia y mmmmfffffff con cañita. Regreso y me siento todo tranquilo y continuo mi espléndida perorata sobre los problemas Perú-Chile. Eso hasta que mi chochera, que en ese momento está al frente me hace una seña; la típica seña de rascarse la nariz. Me toco la nariz, me miro los dedos y uuuyy, sangre, harta sangre. De a poquitos empieza a gotear sobre la mesa. Agarro una servilleta, tratando de hacerme el huevón, pero la cosa estaba bien obvia. Una servilleta entera y nada; sangre. Otra más; sangre. Una más y al ver que era imposible me excuso nuevamente y me meto al baño. Jajaja…. Me miro al espejo todo canchero, todo encías sangrantes Murphy y me digo a mí mismo “SALTA MARADONA PIDE FÚTBOL”. Así es también la vaina. Todo importa poco… lo único realmente importante es que no se acabe la sustancia y que te quede plata para el trago: uno está por encima del mundo, todos son hormigas fáciles de aplastar y las chicas son, oh sí, insignificancias de la noche (con el perdón de las atentas damas que espero hayan llegado hasta estas líneas sin cerrar asqueadas la ventana; algo que no creo porque considero que ustedes son humanas como yo y siguen leyendo como lindas humanas que son). La cosa es que vuelvo a la mesa y, ja, mi compañero está solo. Las chicas se hicieron humo. “Cuando empezó tu actuación todo se fue a la mierda” me dice. Jaja. Listo. Chicas olvidadas… lo bueno de esto es que puedes hablar toooooooooda la noche sin detenerte. Ni cuenta te das que dan las seis de la mañana y que estás sentado en Pardo con Recavarren. Y la verdad que iba a decirles muchas más cosas pero creo que me extendí demasiado. Sólo me queda decirles que sólo los jalones pudieron verse el mundial de Korea-Japón casi enterito porque esta huevada te mantiene despierto toda la noche. Tuve mis caídas, y con esta sustancia fue bien fuerte. Es la cochinada más rica, pero joder que es mala, así que no sean menzos y sólo fumen marihuana.
Algunos chistes que les pueden hacer a los jalones (si conocen, obviamente, la jerga del jalón).
- A tí te dicen Sheriff del Oeste. ¿Por qué? Porque todo lo arreglas a tiros.
- A tí te dicen Piscina. ¿Por qué? Porque si no te metes cloro te pones verde.
- A tí te dicen Pan Popular. ¿Por qué? Porque sales a las seis y a las ocho ya estás duro.
- A tí te dicen Huevo Hervido. ¿Por qué? Porque si no estás pasado estás duro.
Y la mejor, a mi parecer. Todo un éxito. Aquí va.
- A ese huevón le dicen "Alverjita Rebelde". ¿POR QUÉ? Porque se resiste a dejar la vaina. juaaaa.

Thursday, May 24, 2007

El jueves pasado

Su mamá tiene un restaurant al que ella va siempre, al menos eso dice. No me costó mucho armarme de valor, cada día el alpinchismo es más obvio en mis palabras, gestos y movimientos. Me meto a su restaurant y no la encuentro. Reconozco a su mamá porque se parece un poco a ella. Me siento y pido un jugo. Al rato llega ella. Me mira y sonríe. “¿Qué haces aquí?” “Vine a verte”. Sonríe de nuevo (carajo, qué linda sonrisa). Hablamos largo y tendido. Me voy como a las ocho y media de su rest. Le digo que me entiende. No menciona a su enamorado.
Esa misma noche ando en mi casa, viendo una película medio aburrida. Me dan ganas de tomar un whisky. Digo “No hombre, es jueves y son ya las diez y cuarto de la noche”. Pero sí que tengo ganas de un whisky. Me paro, me pongo mis tabas y salgo. Llego al bar, me siento y pido un whisky. Lo trago y pido otro. Lo termino y pido una cerveza alemana “Lindener” que nunca había probado. A media cerveza llegan dos chicas. Se sientan a mi lado. A una la reconozco, es una que estaba en la charla de la universidad en donde hablé un rato de mi tesis. De esas chicas que se pintan las uñas de negro y despotrican contra el sistema. Pero esa no importa mucho, sino la que está exactamente a mi lado. Ñam Ñam, compañeros. Grande la chica. GRANDE. Dos tremendas calabazas se asoman por un escote exacto, miel parece correr entre esas dos bellezas que llaman, invitan, corroen cualquier tipo de virtud o valor moral. Su cara no mucho, pero digamos que era un complemento adecuado para tanta hermosura pectoral. Hay que ser avispado pero tranquilo, mostrar interés pero a la vez mostrar que todo te llega al pincho. En momentos como ese no existe la mal llamada rectitud; es en momentos como esos en los que piensas y agradeces no estar atado a nada ni a nadie: es cuando miras al cielo de reojo y te bendices por ser tan lechero. No le hablo ni le pregunto nada. Conoce a los de la barra, ellos me conocen a mí. Yo no digo nada. Siento que le intereso un poco. Ando con saco, barbón y, sobre todo, callado. Le jode que no la mire. Que no voltee a mirarle nada. Le jode. Así que ella avanza. “¿Cómo se llama tu amigo?” le pregunta al de la barra. Me la presentan, presto mediana atención. Me presentan a la otra amiga, a la de la universidad. Me dice que me ha visto y qué puede hacer para escribir bien (¿?). Hablamos, sigo ignorando a Liana (que así se llama la de perfectas olas de carne). Pasa algo luego. Tienen una chata de ron en la cartera. Le pregunto a Sandra (así se llama la estudiante) “¿Por qué tienen una chata de ron en la cartera?”. “Para tener algo con qué combinar el joint”. Ta mare. Dice eso. Yo callo pero no puedo ocultar la mezcla entre emoción y necesidad de ocultarla. Creo que los ojos me brillan, creo que mi piel se eriza y creo que mi boca suelta una suerte de relamida. Ambas se ríen. Me atraparon carajo. Me invitan una jarra de chilcano de pisco. Luego de frente la Sandra me dice “¿No nos quieres acompañar al parque?”. Carambola. Pues ya. Algo rico tienen entre manos. Y lo tienen. Las acompaño a la plaza y caigo en las hermosas garras verdes. Regresamos al bar. Ojo rojo, ojo chino. “¿Vamos al Diablo?” dice Liana. Vamos. Quince minutos después le digo “¿Nos vamos? Tengo café en mi casa”. Nos vamos a mi casa. Ocurre lo que tenía que ocurrir. Una noche más, esta vez con dos enormes y preciosos senos rosados en mis labios.

El sí campeador

Para recibir un sí hay que aguantar muchos nos. Tienen que despreciarte un par de horas para que el mundo recapacite y se acuerde que existes a pesar que estás bañado de mierda: el mundo siempre te tiene guardado a alguien que te limpie la cara un rato. Te lo da, constantemente. A mí me lo da. Cuando ya has aguantado más de un “pucha, no puedo ir a tu casa a tomar whisky porque amanecí con fiebre” “pucha, no te pude contestar porque el celu estaba en vibrador” “pucha, se incendió mi gato”. Siempre lo mismo, cositas ricas inmundas cositas. Ya dilo nomás “tú quieres tomar conmigo y luego levantarme la falda”. Bueno, sí pues. ¿Y? A nadie le importó cuando no lo hacía, ahora no creo que alguien le importe que lo haga; un simple espejismo que formulo en mi seso. Pero siempre existirá alguien que aunque sea una vez atraque. Hay que poner las cosas como nadie quiere que sean para que la gente las entienda. Lo viciado y lo asqueroso causa morboso aumento del entendimiento, creo yo. Y así es esta vez. Repito que siempre hay un día exacto, en que uno toma los caminos exactos para terminar revolcándose en la cama con una digna pera apasionada señorita. Son las cadenas que florecen a nuestro alrededor. Esos días en que eliges comprarte Winston y no Montana; comer chifa y no cuy; escuchar dub y no roots; leer y no ver tele; rascarse la cara y no el culo. Todos estos ínfimos y cojudísimos sucesos se concatenan para tomar una decisión pedestre: o te vas a dormir o te quedas leyendo los viajes de gulliver o vas de una puta vez por un trago. Por un trago pues. Ya cuando tomas esa decisión mayor, es que ya la jarra se voltea, el jugo se chorrea y el mantel se ensucia. Obvio que no siempre es así, pero levantar 98 kilos y hacerlos andar seis cuadras a las once de la noche cuando hay que trabajar al otro día… en fin. Ya ahí si lo logras lo logras. Fin del tema; el mundo se fijó en ti y tú aprovechaste y, si fuiste bueno, destacaste; si es que no, será para la próxima iluminación. Pero no seas pelotudo, así como este planeta tierra te sonrió y mandó un salvavidas de una noche; así como permitió que una chica linda te limpiara la cara por un par de horas y te dijera que eres lindo, así igualito aprovechará tu primera mueca de tranquilidad para arrancharte ese par de piernas blancas y esa manito que te acarició la espalda. En eso se basa el comer postre una noche; que al otro día te despiertas y tu boca sólo sabe a trago; y tu cuarto sólo huele a sexo.

Tuesday, May 22, 2007

¿y tú?

No has estado enamorado si no te han llevado a Aura y te han hecho bailar esas canciones que son todas iguales como eres sirena o el olor a mierda y chanel o date la vuelta ahora o a mí me da pena tu ombligo (¿olvido?) o la maldita cojudez de tu amor me hace bieeeeen; y tú, como idiota, no has dicho una palabra, sólo has intentado mover el troncazo que tienes por cadera y los ladrillos que tienes como pies con tal de verla sonreír (ella sabe que a ti no te gusta bailar esa cosa, pero es feliz viendo que lo intentas un poco). No has estado enamorado si has aceptado enseñarle la panzota a toda su familia en la playa o si te has dejado ganar en una pichanga sólo para que el viejo no se ponga picón y diga, terminado el día “Ese tu enamorado es menos imbécil de lo que yo creía”. No has estado enamorado si no has entrado con un ramo de flores a la universidad, bajo la mirada de “qué cojudo que eres” de todo el mundo y has ido a su salón, has tocado la puerta, el profesor te ha abierto la puerta y tú le has dicho “Esto es para la cojuda por la que mi corazón anda inflamado todo el día”. No has estado enamorado si ella te ha confirmado que este fin de semana definitivamente irá a la súper fiesta de su amigo e irá sin ti porque “me quiero divertir de verdad”: Es decir, no has estado enamorado si te has molestado porque en pocas palabras te ha dicho que como a ti no te gusta bailar la mierda de date la vuelta ahora sí hay muchos ahí que les gusta bailar eso y lo hacen bien y la harán girar como trompo toda la noche y eso es divertirse de verdad para ella. No has estado enamorado si no la has cargado a su clase en el quinto piso, si no has deslizado cartitas por debajo de la puerta de su salón, si no has escrito versos en la pizarra antes de que empiece su clase, si no la has esperado hasta las diez de la noche pelándote de frío con tal de verla unos quince minutos más antes de dejarla en su casa (o que ella te deje a ti), si no te has arrodillado sollozando asegurando que primero muerto antes que sin ella. No te has enamorado si no le has dicho que ella escogerá los nombres de los hijos, el colegio, los padrinos, opción sexual, ropa, dios, partido (excepto equipo, de eso me encargo yo, preciosa). No te has enamorado si te has echado colirio horas antes y con los ojos blanquitos le has dicho que no fumas cañón hace dos meses (ja). No te has enamorado si es que te ha pedido que la des adentro y no lo hiciste. No te has enamorado si su viejo te ha mentado la madre y tú no lo has hecho pedazos para que ella no los reciba luego en la oscuridad de su cuarto y ante la crapulencia de un padre recontra hijo de puta. No te has enamorado si ella te ha pateado las pelotas y tú no te has reído. No te has enamorado si ella se comió tu pizza y tú la mandaste a la mierda. No te has enamorado si permitiste que se vaya una sola vez sin despedirse. No te has enamorado si nunca sentiste que realmente eras más adicto a su sonrisa de lo que creíste, no te has enamorado si creíste que podías manejar su ausencia con orgullo y rectitud; no te has enamorado si realmente pensaste que podías vivir sin ella. Mierda, cabrón, no te has enamorado si no has hecho absolutamente nada de esto. Mierda, cabrón, si no has hecho nada de esto es que nunca te has enamorado: es que nunca has sido un pobre imbécil… y te admiro.

Pronunciamento hallado en una botella de Muriático

Estúpidos comemierda. No son más que estúpidos comemierda desangrándose de cabeza en un camal de bocinas malogradas, súcubos con alcoholemia y pestilentes medicaciones adquiridas sin receta. ¿Tienes diazepam para mezclarlo con mi whisky? ¿Tienes roimnol para juntarlo con las cinco cervezas alemanas? Oye, ¿dónde mierda dejaste mis gotas de ácido lisérgico? ¿Y esas cinco pastillitas amarillas que te hicieron ver un conejo tocando guitarra esa vez que me metieron un lapo y me dijeron “mañana no te vas a acordar de esto”? Pues sí me acordé, fíjate. Me acordé del blond cerrado con miel y las pastillitas amarillas que parecían salir de tu nariz. Es que lo recuerdo, pestilencia, recuerdo a los tombos hablándome al oído mientras me encontraban los dos pacos en los dos bolsillos. “¿Toda esa mierda te ibas a fumar?” requintaba mi viejo en la comisaría, después de pavonearse frente al capitán al cual “Ya tengo agarrado de las pelotas”. Requintaba y luego lloraba despacito a pesar que sabía que yo soy, finalmente, un buen tipo. “Nunca más carajo, nunca más”… eso lo decía golpeando las paredes de la carceleta, en ropa de baño y polo viejo, sin zapatos ni medias, hongueando mis pies sobre la mugre de un piso sobre el que cuántos habrán gritado, como yo, “nunca más”. ¿Pero nunca más? Es que la verdad que esa misma noche era el concierto de Gladiators, y la verdad que ni los tombos ni la cárcel ni el tombo ese hijoputa que me obligó a sacarme toda toda la ropa sólo por joder hicieron que detenga mi periplo a esa discoteca en el sur donde tocaron estos ingleses que parecen jamaiquinos. ¿Los recuerdas? Estaba F mezclando narcóticos con estimulantes; recuerdo haber ingerido más de dos sustancias esa noche. ¿Qué pasaba con el mundo esa noche? ¿Quién hacía girar a Marte esos años de perdición? Imposible recordarlo, naufragando en inconciencias ultra concientes. Y lo sé, sé que en año nuevo creías que todos iban a matarte… que los tres peleles que estábamos sentados a tu alrededor estábamos maquinando un plan para asesinarte y luego desaparecer tu cadáver. No te alarmes, es el efecto negativo del San Pedro; algo muy extraño teniendo en cuenta que estábamos entre patas y la mala vibra generalmente llega con los extraños. Es que tienes que cuidar el seso pues, dijiste primero que el cielo estaba morado, pero luego quieres tomar más y mezclarlo con coca cola y luego fumarte dos cañones bien cargados con hachís. No pues, así no se juega a menos que tengas el cerebro de cemento (me puedo aunar a este grupo). ¿No lo recuerdas? ¿No recuerdas esa extraña sustancia que venía en papelito azul que nos la vendieron con el nombre de “Geld” o “Yeld” o como se llame? Mezcla dicen de éxtasis y LSD. Y sí compare, sí que puso. Sólo recuerdo mi jardín, Pink Floyd a lo lejos y yo en pose de mono observando mi imperio renaciente, mis castillos extintos que se alzaban tras la maletera del carro. ¿Recuerdas lo que dije? “Soy el simio hijoputa, el rey de las montañas de Senegal”. Mejor es recordarlo que volver a intentarlo; es mejor atenerse a remembranzas de estricninca, picrotoxina y pentilenetetrazol. Mejor quedarnos con la nebulosa que no sé si lo sientas pero a veces ataca de nuevo en momentos inexactos. No juegues con eso, tal vez diga que puede matarte pero qué bien que la pasaste, arrastrando los pies en la avenida, tocando los timbres de las casas, apretujando el sabor del floripondio, neutralizándolo con tranquilizantes y, mierda, anestesia para gatos. Qué vergüenza, doctor. Qué vergüenza decirle que todo esto salió en pocos años; y qué vergüenza decirle que no puedo explicarle cómo se sentía y qué dolor no poder explicarle cómo es que no estoy escribiéndole desde el cielo o el infierno.

Thursday, May 17, 2007

No seas Pesada

Siempre es la misma cantaleta que no suele tener ni pies ni cabeza. O sea, ya la ropa está en el piso; las medias posiblemente también. Ya todo está listo para continuar (ojo, no “empezar”, sino continuar). Porque no es que uno se saque la ropa frente al otro sin decir palabra ni mediar caricia, toqueteo, chape o lo que sea que tenga que ver con contacto corporal. Pero caramba que cuando está listo, cuando tomas las rodillas de la mujercilla para enfrentarse a esa preciosa entrepierna que ya desprende olor a deseo, ¡zas!; agarra y te dice “oh no” o “no puedo” o “¿no estamos yendo muy rápido” o, lo más gracioso de todo, “yo hago el amor, no tengo sexo”. ¡Por favor! Debo decirte, mi querida y caliente musa desnuda, que amor o no, sexo es sexo, y que lamentablemente no puedes estar calentando la olla para luego soltar una perorata de que el sexo sin amor no es nada. Señorita mujercita, no sé si conozca ciertas leyes de la vida que lo hacen a uno SER humano, pero por favor déjeme explicarle lo siguiente: Huevito frito se come calientito. Nada más simple que eso, si usted ha permitido llegar hasta el punto de que le estoy abriendo las piernas para colocarle mi instrumento en su cavidad rosadita, no me venga a decir que “eso no”. O sea, se deja besar, tocar, chupar, lamer, absorber, hacerse el ocho con la lengua y luego cuando queda sólo la simpleza de penetrarla como parte consecuente de todo lo anterior, ahí recién se pone usted a decir “no soy ninguna perra para tener sexo con un pata que recién conozco o que no es mi enamorado”. O sea que todo lo demás no importó, todo lo demás no es sexo, todo lo demás sólo es un previo a lo que finalmente es un todo: todo lo demás no es demostración alguna de que usted sea una perra (como erróneamente intuye si es que llegara a embutirle el hueso). Me da risa porque muchas dicen “no tuve sexo con él” por el simple hecho de que no se dejaron inyectar. ¿Todo lo demás es simple coqueteo? Primera noticia que las relaciones sexuales se basen sólo en el mete-saca-dame-que-te-doy-aquí-me-vengo-dentro-o-fuera-pero-la-doy. Sólo quería que lo piense usted; ya estamos grandecitos para que ande pidiendo promesas de amor y matrimonio; velas y rosas en la cama; nocturnas de Chopin y previo vino con lasagna. Tanto usted como yo somos humanos, tanto usted como yo queremos hacer que cruja la cama. Porque no es que seamos animales sin seso; pero sea conciente que si a usted se le moja, a mí se me para.

Wednesday, May 16, 2007

Compaxión

"La compasión es contraria a los efectos tónicos que acrecientan la energía del sentimiento vital; surte un efecto depresivo. Quien se compadece pierde fuerza. La compasión agrava y multiplica la pérdida de fuerza que el sufrimiento determina en la vida. El sufrimiento mismo se hace contagioso por obra de la compasión; ésta es susceptible de causar una pérdida total en vida y energía vital absurdamente desproporcionada a la cantidad de la causa (el caso de la muerte
del Nazareno)". (En "El Anticristo" - Nietzsche).

Ya le cantamos mucho a la lluvia.
Muchos sacrificios de manos vacías se desperdiciaron sin sacar chispas, sin que perduren más que efluvios disque divinos. Qué jodidos han sido estos tumultos: estos gordos y orondos tumultos de cuyas cavidades sólo explotan vísceras apostadas por millares bajo la luz. Qué asqueroso ha sido este repentino despertar que jubiloso ha vomitado sus calatas sobre la alfombra: todo un cóctel de gárgaras jurásicas que perdieron vida conforme se hacía firme la tempestad.

No tenderé más la mano porque el diablo es rojo y no amarillo. Permanecerán mis córneas impasibles frente a la aniquilación de este universo que dices tú es el más grande de la historia. Esconderé la compasión en mi carcaj, asolapado bajo el mar de flechas que tienen escrito tu nombre, tu apellido y tu corazón. No más escudriñar en la magia de la esperanza, en la poción augusta de los pilares sometidos al cataclismo de tu cintura. Esta vez pisaré los único cuatro dedos que te sostienen al planeta… y te veré caer mientras a lo lejos sonríe un anticristo.

Tuesday, May 15, 2007

Baudrillard

Hace más de un mes murió Jean Baudrillard, un pensador de lo más demente pero a la vez de lo más cuerdo que he visto en mi vida. Propone que los medios de comunicación y todo aquello que sea un intento de simular la realidad (pintura, escritura, tele, imagenes, todo lo que sea proponer otro intento o calco de la realidad), la destruye totalmente. Es decir, el ser humano ha destruido la realidad, sólo ha dejado su simulación continua en medios como éste. Yo, como periodista, diariamente destruyo la realidad porque intento calcarla en papel. Ahora mismo la estoy destruyendo porque la estoy interpretando en una pantalla. Tú ahorita la estás matando porque estás pensando crear una respuesta. Todos somos unos asesinos de mierda.

He aquí un par de genialidades, enjoy.

“Ahora bien, la imagen ya no puede imaginar lo real, ya que ella misma lo es. Ya no puede soñarlo, ya que ella es su realidad virtual. Es como si las cosas hubieran engullido su espejo y se hubieran convertido en transparentes para sí mismas, enteramente presentes para sí mismas, a plena luz, en tiempo real, en una transcripción despiadada” (En "El Crimen Perfecto").

“Los iconólatras de Bizancio eran personas sutiles que pretendían representar a Dios para su mayor gloria pero que, al simular a Dios en las imágenes, disimulaban con ello el problema de su existencia. Detrás de cada una de ellas, de hecho, Dios había desaparecido. No había muerto, había desaparecido. Es decir, ya no se planteaba el problema. Quedaba resuelto con la simulación. Lo mismo hacemos con el problema de la verdad o de la realidad de este mundo: lo hemos resuelto con la simulación técnica y con la profusión de imágenes en las que no hay nada que ver” (En "El Crimen Perfecto")

La Gente Te Mira

Cuando estaba en la universidad, una que era enana y ahora está irreconocible, me pidieron en una clase que escriba doscientas palabras de cómo es que me ve la gente. Me pareció una de las tareas más divertidas que me dejaron y una lástima que sólo fueran 200 palabras. Tenía tantos motivos para sacarme la mierda... Aquí está.

¿Por qué quieres conocerlo? Gordo, alto, peludo, triste. También se parece un poco a Juan Flores que se ha comido a la defensa entera de la U. Su ex dice que tiene un gran corazón y que tiene mucho que dar, pero también que tiene un lado oscuro que ni te cuento. Hay gente que lo ha visto andar con los ojos rojos, fácil que es una persona que no conviene tener de amigo. Pero los que lo conocen siguen diciendo que da buenos consejos, que sabe escuchar. Es pura pose, seguramente te escucha porque no tiene nada que decir. También tiene su pose de “mírenme estoy solo triste deprimido”: eso me lo han dicho un par de veces. Fuma mucho y toma mucho café. Su mamá piensa que es un gran chico. Sí pues, saca buenas notas el huevón, a pesar de eso que te dije de los ojos rojos. Tú sabes que a veces esos chismes exageran. Pero míralo detenidamente. Ese saco lo lleva puesto hace tres días, seguro ni se baña. La verdad que no logro entender por qué quieres conocerlo. Dicen que es medio poeta, pero que odia que le digan poeta. Cuatro juegos florales el chucha. Claro pues, a estas alturas cualquier mamarracho es poesía. No le hagas caso cuando te diga que no cree en dios, porque yo lo he visto mirar al cielo y retarlo con el puño cerrado. No le creas cuando te diga que está con el estómago vacío y no le digas nada bonito porque te va a decir “yo no soy así”. Así es como yo lo veo. Allá tú.

Monday, May 14, 2007

Lima

Estuve en Lima el fin de semana. Ahora que no vivo ahí y voy contadas veces, me doy cuenta de lo grande que es esa mierda y de cuánto es que amo esa ciudad. Soy una rata de ciudad; antes pensaba que lo mejor que me podría pasar era largarme de Lima, de sus luces, de su ruido, de su zamaqueo constante, de su inaplicada locura, de sus huestes inacabables de idiotas y gamberros, de su malparida contaminación y demás yerbas que frecuentemente azotaban mis sentidos y permitían que mi flujo personal de sentimientos los quisiera desbordar en otro lugar: tal vez una provincia, tal vez la sierra, tal vez los cerritos verdes en ciudad pequeña, las vaquitas y los mototaxis, las chacritas y las iglesias, la idea de ir caminando a cualquier lugar o andar en taxi por no más de diez minutos.
Pero nada. Diablos que ahora que tengo eso, extraño tanto pero tanto sus luces, su ruido, su zamaqueo constante, su inaplicada locura, sus huestes inacabables de idiotas y gamberros, su malparida contaminación y demás yerbas que deseo azoten mis sentidos diariamente. Extraño tener que viajar media hora para llegar a mi destino, extraño el malecón con su chela y su troncho. Extraño la vía expresa de Javier Prado, los cerros pelados, el cielo tan gris como su gente opaca. Extraño no querer ir a tantos lugares nocturnos pero tenerlos a mano. Extraño el McDonalds y el puto pinball de Larcomar. Extraño ver los partidos de la U vía CMD (aquí tengo cable, pero el local), extraño estirar el brazo y tomar combi, extraño subirme al carro del colorado, poner reggae, fumar cañón y simplemente avanzar. Extraño el edificio chueco de interbank, extraño el asquerosamente pituco starbucks que aprendí a querer cuando ya no vivía allá, extraño ir a cieneguilla o pegármela en el sargento. Extraño vivir con mi mamá y el Internet de cada noche. Extraño las librerías gigantes, extraño sentir que me la puedo encontrar en cualquier momento porque vivimos en la misma ciudad, extraño salir a caminar sin que se me acabe el aire, extraño ir a la laguna y hacer lo que ya repetí como dos veces, extraño hacer el amor en un parque, extraño estar en un lugar tan grande que no existe chisme que pueda afectarme, extraño ser excesivamente pequeño e irreconocible. Extraño Lima tanto como extraño odiarla tanto.

Sobre el Teléfono

Hace un par de meses venía hablando con ella por teléfono. Sí, Ella, sé que cada uno de ustedes está pensando en la persona correcta. Ella. Qué sé yo… empezamos a escribirnos y luego caí en llamarla y empecé a hacerlo digamos un par de veces por semana. Luego ella empezó a llamarme de vuelta, sobre todo a la hora del trabajo cuando su austrolapitecus no la estaba vigilando. ¿Por qué? Ni me pregunten. ¿Creen que lo sé? Sí, sé que creen que lo sé, y yo también sabía por qué. Era extraño, lo peor fue que empezó mal porque el baboso ése estaba presente el día que la llamé de nuevo después de un huevo de tiempo. Se asó el pobre, dijo que soy un molestoso. Ella pensó eso también. Qué cojudo me siento contándoles esto, mostrarles finalmente las vísceras, lo real. Me pidió que no la vuelva a llamar pero no le hice caso y no parecía molestarle. Empezamos a hablar cosas cada vez más y más nuestras, “¿Qué ropa llevas puesta?” “¿Todavía tienes ese polito amarillo que me gustaba tanto?” “Lo llevo puesto”. Cosas así. Una ligera actualización de nuestras realidades, y una impecable pero horrorosa actualización de mis sentimientos. Empezó a claquear la chata… “nadie me conoce como tú” “no hay nadie como tú”… punto punto punto. ¿Si sentía emoción? En lo más mínimo. La conozco y sé que tiene sus quince minutos de te extraño. Pero basta. La llamé la última vez, el domingo ante-antepasado, de nuevo estaba con su neandertal. Yo esperaba con ansias recibir una llamada del huevón “amenazándome” para en el primer vuelo a Lima reventarlo en pedazos, pero nada. … al otro día la llamé para disculparme, y claro, ya era otra: que había tenido un fin de semana de puta madre y que venía yo a cagárselo, que me ponga en sus zapatos, que ya no llame. Obvio que a la pregunta mía “¿Y le has dicho que tú también me llamas?” Por supuesto que no. Cojudita, aquí el embarrado siempre seré yo.
Esa mañana helada de lunes, esa mañana sin mucho coqueteo de sol y sin mucha esperanza abrigada por un corazón parco, medio cansado y atrapado entre dos paredes de piel… esa mañana escuché y sentí el último aliento; lo sentí muy cercano e intenso, pero a la vez real,,, no fue un samaqueo, fue una simple redundancia de todo este tiempo que ha pasado. Una frase muy clara, espantosamente clara, con posibilidades de producir terremotos en mi cerebro si ella la hubiera dicho en julio del año pasado; pero ahora la recibí con una sencillez y un par de orejas muy abiertas con toda una sensación de extraña sensatez de que era eso lo que exactamente necesitaba escuchar. Me dijo, simplemente “Hablando contigo estoy cagando mi relación. Y la verdad es que prefiero mi relación”. Auch. Catapunchis. Ñarf.
Suena doloroso. Digamos que sí lo fue. Es decir, si en ese momento ella tenía que escoger quien se muere primero, me hubiera escogido a mí. Sé que suena exagerado, pero lo veo así. Y no es que me esté ahogando. Como traté de explicarles hace un rato, me encuentro sorpresiva y sospechosamente lúcido al respecto.

Wednesday, May 09, 2007

Nadie es más que la sombra que lame sus pies (Ultimo Llanto de 22)

Nadie es más que la sombra que lame sus pies. No eres más que la sangre que emana de tus ojos. No soy más que la piel muerta que salta cuando sacudes las sábanas. Push push ahhh. Un par de manos y tres pies pegados a mi boca. Hambre normal de hombre inmundo. Pescar un resfriado dándole un sentido al infierno. Nada es más lindo que amanecer entablado en Lima, partiendo los días en segundos, dividiendo la oración en palabras mágicas y sueños contigo, perrita. Sueños irrisorios sin dioses ni altavoces. Sueños de perritas rastreras que se comen mi caca y me muerden los muslos. Qué lindas son tus manos, qué linda es tu emoción, qué linda es la muerte que me enseña tu calzón. No eres más que la sangre chorreando más lento. No eres más que un game over, una frase extinta, un barbarismo insignificante. No eres más que un par de zapatos viejos colgados en un cable de luz. No eres más que mi boca y la tuya. No existes si no te pienso, pero la omnipotencia ha aprendido a brillar en tus rulos asquerosos. No te veo desde arriba porque caminas sobre mi cabeza, amplificando los rayos que se disparan en la ronca e impune disfunción de mis brazos erectos. Te amo por ser tan puta, por tener esa mano dulce que tantas noches se comió mi sexo. Odio tu perfección al caminar y las obscenas invitaciones que haces al hablar. Zoqueta de mierda. Mar de ojos y malos recuerdos, mar de tenazas en pie y dunas hirvientes. Presagios oscuros, tormentas glaciares y cúspides de piedra negra muerta enferma. Cueva mohosa, mala señal. Tu límite es mi sombra, la que lame tus pies y pierde por cuatro a cero. Sin un par de aletas, en el oído me espera un mar de serpientes azules y moradas, blancas, eternas, juguetonas y maltrechas.

¿Por qué hablarte o callarte? Da lo mismo magra apariencia. Te da lo mismo eso es lo feo, Feo encontrarme y patearme, asaltos en frío en caliente y en oriente. Me duele me jode me enferma. Me maltrata esta última penitencia. Será por ti y los años que despertaron al oír la puerta temblar, los pérfidos goznes resonar en marcas de metal, en ruinas de azufre y almizcle, oliendo a ti, a tu demonio que me sonríe, hiriente, audaz, asquerosamente bello. Cómo duele la última lágrima, el último y ya extinto color morado (la serpiente, sí, la serpiente).

Teléfono.

Herramienta sin filo, cómo cortar venas, cómo abarrotar un amasijo de probabilidades que me enseñen a patearte el culo. Cómo darme cuenta que eres un fantasma, una sombra que lame sus propios pies, una sombra que cierra su círculo sobre sí misma. Demonios. Qué asco me da cuando te extiendes sobre las orillas de mi eternidad, de mi corazón inflado como mi panza. Qué horripilante la sensación esta que sobreviene a cada segundo, tú haciendo, tú llorando, tú caminando, tú tirando, tú y tu corte en el útero, tú y todas tus insulsas manías que por puro gusto aprendí a manejar.

¿Para qué, perrita? ¿Para qué entregarme a esta dolencia enfermiza? Para qué mirarme al espejo sin amoldar esperanzas. Para qué callarme la euforia. Si no te veo apareces en mis sueños, convertida mierda en serpiente morada, en el último escondrijo de Minas Morgul, en la última y necia circunstancia que atraviesa mis dedos como un puñado de arena. Inútil sin miembro, pobre amputada e indigna patología.

Frases Célebres

Estas son cosas que me han dicho chicas bonitas han quedado grabadas en mi memoria. Obviamente, como sabrán, las dijeron mayormente en estados iracundos y momentos de tensión. Son frases divertidas.

“Qué impotente es esa montaña”

“¿Tu primo toma asteroides?”

“Antes de mandarte algún mensaje o llamarte, prefiero morirme”

“Tú no te preocupes. Me llevo mi paco y no me ves más”

“¿O sea que tú solo me tiras y listo?”

“La verdad que no quiero cagar mi relación hablando contigo. Y la verdad es que prefiero mi relación”

“Eres mi Miroslav Klose”

“Cada vez que quieras hacerme tuya, llámame”

“Es que yo no entiendo (mi nombre), ¿Qué más quieres? ¿Qué te ponga el culo en la cara?”

“Tú decides. O es la marihuana o soy yo”

“Espero que nunca le cuentes a nuestros hijos que estuviste en la cárcel por fumón”

Tuesday, May 08, 2007

Dos Gatos y una Larva

Digamos que en Ella se esparció el ultimátum del mundo, digamos que en Ella pudieron esconderse los colores del cielo y amanecer una vez sin tener el molesto sabor de la muerte entre los dientes, sin tener ese deseo de no abrir más los ojos. ¿Y por qué es que en Ella brilla el mundo perdido? ¿Por qué los dinosaurios pueden ser ardillas si Ella se está riendo en este instante? No podría describirla sin embellecer los versos con mariposas de ojos rojos y paisajes alumbrados por cinco soles en ocaso. Ya voy a volver y escarbarte el estómago; voy a cometer asesinato prematuro dejando que me atrapen antes de beber sangre; voy a conquistar un planeta para regalártelo envuelto en piel y metal.



Poesía dicen cuando no tocas, Poesía dicen cuando te embebes y no cachas, Poesía dicen cuando no sos más que fair play en potencia, marica intrínseco, nervio derrotado semi-seco. Poesía te dicen cuando expeles burbujas fumando cañón, Poesía no te entienden cuando miras y escribes lo que podría ser acariciar. Barítonos y contraltos, corre conejo corre y no le cuentes a los mudos que por fin les puedes enseñar a gritar. Contenta llora la lluvia en este emporio de trivialidades; graciosa hiere los silencios que no se dejan apretar; espera inconciente la llegada de un infierno qué apagar. No la culpes ni intentes destapar sus respuestas: ella está tan sola como la marea que la dejó parir mañanas desdentadas, oxígenos abiertos, pulsos y sensaciones de dolor.
...

Dub Wise, alimentando mi cuerpo con mensajes de texto. ¿Cuándo me detendré? ¿Cuándo le escupiré al poema para finalmente babearte el hombro? Fabricando escaramuzas sin golpe he terminado volando sin ardilla, sin mujer en el espejo, sin deidad sureña. Estupidizando mi conciencia finalmente se han unido los países y no me han dejado pautear su independencia. A la vez que la orilla se confunde con el mar, las larvas han dejado de ser moscas, las colillas de cigarro me han enseñado su sonrisa y yo, interminablemente, he dejado de verme a mí.

Monday, May 07, 2007

Tres Perros

Cuántas veces te lo han repetido.

La verdad es como una tumba sin cuerpo;
Tan vacía y estéril como tu propio silencio.

Tan vacua como la especie que recrudece en tu alma de cuero y sueños: “Esos pedacitos de muerte”. Esas venas heridas que te recuerdan la oscuridad mientras tus pestañas se besan por la noche; Mientras de ella exhuma la vida que perdiste por matar costumbres en la vigilia, por estrellar tu fábula en una moraleja inmisirecorde. Por arrullar esa espina dorsal que te somete, es que te has echado a dormir, a esperar la muerte vestida de aguijón, de inventado pero eterno sueño de luces infinitas.

...
No he querido confabular contra esa lágrima invisible en tu sonrisa.
Nunca pensé que esa isla inexplorada era ya tan esposa de tu virginidad.
Lo siento si mis barcos siguen navegando y soñando aún con lamer de nuevo una playa con tres ocasos sincronizados. Lo siento si el mástil agita desesperadamente las olas esperando reconocer la dulzura a través de este verdugo océano. Lo siento por cada noche confundiendo el lamento de las ballenas con las estrellas que regurgitan tu nombre sobre mi vaso de whisky, sobre mi eterna morada abisal.

...
Tortuga de hierro Arena y Viento.

Tortuga inexperta.

Perro de guerra.
Huestes rugientes, colmillos a la cabeza.

Camino cerrado para vuestra incontinencia.
Desnudos habituados a la desobediencia.
Tan pocas aves surcando el cielo tan inmerso en decadencia.

Lo siento, máquina del tiempo.
Lo siento si comí estegosaurios cuando las escamas del pasado se agolparon en mi piel de las cavernas. Lo siento si sus colas dejaron huellas en el borde de tu cuello rupestre.

Wednesday, May 02, 2007

Sobre el Espécimen yo.

No pretendo, si me esfuerzo, declararles una vez más la debilidad que se me ha enquistado cual planta trepadora. No quiero esta vez provocar muecas de repulsión o jocosidad con respecto a mi actual y aceleradísima vida sexual (o vida de “puticlub” como comprensiblemente la conceptualizó el avispado ingenio de nuestro compañero alfajor). Aunque nunca me parece una mala idea describirles a veces al detalle y a veces con quién, cómo, cuándo, dónde y posiblemente por qué, siguiendo las cinco esenciales pautas periodísticas para redactar una buena nota informativa.
Quería reflexionar, si no es exactamente verborrear, aunque posiblemente termine ejecutando insultos malparidos a las sombras que lamen mis talones y me ensucian las batallas que gané con astucia y sagacidad propia de una familia de zuricatos: poderío suficiente para desterrar víboras, pitones, chacales y hasta hienas de su pequeño territorio que con tesón y paciencia vigilan cada segundo de su existencia.
Es que yo pregunto por qué. Por qué es que cuando uno está solo, sentado, esperando absolutamente nada, caen del silencio las malditas mujeres hermosas que lo incitan a uno a perder la cabeza con la posibilidad de no encontrarla otra vez (la cabeza, previa decapitación, posiblemente haya rodado al estertor del público que destrozó mis oídos pidiendo la destrucción de tan gemebundo individuo que esparció su crapulencia por los más puros y vírgenes rincones de una ciudad en construcción). Eso se podría pensar si fuera al menos yo quien optara por comprar un tequila y llevarlo a la mesa de una chica o si de valor me armara y bajo la mesa entregara acrósticos que desprecian las habladurías del mundo y me presentan como un ser sensible frente a la dama. Ni lo uno ni lo otro, compañeros. Una a una, las oportunidades caen en mi manos, una a una, es como que me dan el pase perfecto con arco vacío y a estadio lleno; mierda, ¿no meterían el gol ustedes? ¿No alzarían los brazos frente a la barra imaginaria que corea su nombre? Por comentarios supongo que algunos de ustedes, antes de meter la bola al arco, tomarían una silla y se pondrían a elucubrar sobre las posibilidades del gol, el diámetro de la pelota, la calidad del pasto natural sobre el que sus pies se asientan, el número de hoyos que posee la red y dónde mierda se metió el arquero que debería estar frente a uno, intentando evitar el gol. Lástima que no me haya tocado a mí esta vez, perdí el análisis previo para someterlo a un posterior examen de emergencia: examen que ocurre cuando ya metí la pelota al arco, ya me hice famoso, ya me fichó el Milan y ya me rompí la rodilla en siete, condenado a volver y jugar por el Corazón Micaelino de Piura, fervoroso participante de la Copa Perú pero nunca famoso. Ahí recién me detengo y pregunto si todo lo que hice estuvo bien, o al menos esa jugada de gol que no me molesté en fallar aunque de goles sepa menos que de monocotiledóneas (exceptuando una noche brillante). No digo que cada carta que me caiga frente a los ojos la lea, porque hay cartas bien desagradables a las que he preferido decir “esteeee, chau” antes de siquiera saber cómo se llamaban. Pero cuando abruma la soledad, cuando arrecia el sentido propio de individualismo absoluto, cuando llega a uno a sentir realmente que el mundo está aquí para darle duro, llega justo una mujer agraciada, un chica de formas ondulantes y olor a mujer; llega una posible arpía disfrazada de nube voladora, de álgida pero dulce expectativa, de crujientes palabras que deslizan continuos dobles sentidos o los típicos “eres un chico muy interesante”. Pero claro, no puedo pues enmendar mis errores departiendo mi cama con una extraña de bar corriente; no puedo expeler mis fluidos en una arpía que posiblemente esté tirando conmigo porque yo soy el vizconde de Sherwood, el almirante de la armada escocesa, el rajah de los montes de Bombay, el ungido príncipe heredero de la fortuna de Addis Adebba, el archiduque de las costas de Belfast, el orondo curaca de las jalcas de Cumbemayo. Pero sorpresa, no soy ni mierda de eso y, lamentablemente, seguiré aprovechando las oportunidades que estoy seguro irán cejando, contradictoriamente, mientras más caso les haga. Eso se los aseguro