Wednesday, May 02, 2007

Sobre el Espécimen yo.

No pretendo, si me esfuerzo, declararles una vez más la debilidad que se me ha enquistado cual planta trepadora. No quiero esta vez provocar muecas de repulsión o jocosidad con respecto a mi actual y aceleradísima vida sexual (o vida de “puticlub” como comprensiblemente la conceptualizó el avispado ingenio de nuestro compañero alfajor). Aunque nunca me parece una mala idea describirles a veces al detalle y a veces con quién, cómo, cuándo, dónde y posiblemente por qué, siguiendo las cinco esenciales pautas periodísticas para redactar una buena nota informativa.
Quería reflexionar, si no es exactamente verborrear, aunque posiblemente termine ejecutando insultos malparidos a las sombras que lamen mis talones y me ensucian las batallas que gané con astucia y sagacidad propia de una familia de zuricatos: poderío suficiente para desterrar víboras, pitones, chacales y hasta hienas de su pequeño territorio que con tesón y paciencia vigilan cada segundo de su existencia.
Es que yo pregunto por qué. Por qué es que cuando uno está solo, sentado, esperando absolutamente nada, caen del silencio las malditas mujeres hermosas que lo incitan a uno a perder la cabeza con la posibilidad de no encontrarla otra vez (la cabeza, previa decapitación, posiblemente haya rodado al estertor del público que destrozó mis oídos pidiendo la destrucción de tan gemebundo individuo que esparció su crapulencia por los más puros y vírgenes rincones de una ciudad en construcción). Eso se podría pensar si fuera al menos yo quien optara por comprar un tequila y llevarlo a la mesa de una chica o si de valor me armara y bajo la mesa entregara acrósticos que desprecian las habladurías del mundo y me presentan como un ser sensible frente a la dama. Ni lo uno ni lo otro, compañeros. Una a una, las oportunidades caen en mi manos, una a una, es como que me dan el pase perfecto con arco vacío y a estadio lleno; mierda, ¿no meterían el gol ustedes? ¿No alzarían los brazos frente a la barra imaginaria que corea su nombre? Por comentarios supongo que algunos de ustedes, antes de meter la bola al arco, tomarían una silla y se pondrían a elucubrar sobre las posibilidades del gol, el diámetro de la pelota, la calidad del pasto natural sobre el que sus pies se asientan, el número de hoyos que posee la red y dónde mierda se metió el arquero que debería estar frente a uno, intentando evitar el gol. Lástima que no me haya tocado a mí esta vez, perdí el análisis previo para someterlo a un posterior examen de emergencia: examen que ocurre cuando ya metí la pelota al arco, ya me hice famoso, ya me fichó el Milan y ya me rompí la rodilla en siete, condenado a volver y jugar por el Corazón Micaelino de Piura, fervoroso participante de la Copa Perú pero nunca famoso. Ahí recién me detengo y pregunto si todo lo que hice estuvo bien, o al menos esa jugada de gol que no me molesté en fallar aunque de goles sepa menos que de monocotiledóneas (exceptuando una noche brillante). No digo que cada carta que me caiga frente a los ojos la lea, porque hay cartas bien desagradables a las que he preferido decir “esteeee, chau” antes de siquiera saber cómo se llamaban. Pero cuando abruma la soledad, cuando arrecia el sentido propio de individualismo absoluto, cuando llega a uno a sentir realmente que el mundo está aquí para darle duro, llega justo una mujer agraciada, un chica de formas ondulantes y olor a mujer; llega una posible arpía disfrazada de nube voladora, de álgida pero dulce expectativa, de crujientes palabras que deslizan continuos dobles sentidos o los típicos “eres un chico muy interesante”. Pero claro, no puedo pues enmendar mis errores departiendo mi cama con una extraña de bar corriente; no puedo expeler mis fluidos en una arpía que posiblemente esté tirando conmigo porque yo soy el vizconde de Sherwood, el almirante de la armada escocesa, el rajah de los montes de Bombay, el ungido príncipe heredero de la fortuna de Addis Adebba, el archiduque de las costas de Belfast, el orondo curaca de las jalcas de Cumbemayo. Pero sorpresa, no soy ni mierda de eso y, lamentablemente, seguiré aprovechando las oportunidades que estoy seguro irán cejando, contradictoriamente, mientras más caso les haga. Eso se los aseguro

5 Comments:

Blogger YvO said...

gracias por el comentario y por pasar por mi bloggy... aunque para serte sincera no lo entendi mucho que digamos... a que viene lo de la luz? :oP
nice blog me gusta lo que escribes, estare pasando por aqui
saludos

5:32 PM  
Anonymous Anonymous said...

si te llamaras luis seria demasiada coincidencia

9:29 AM  
Blogger Pappo Banton Texaco said...

yo creo que (dopa)mina ya te ampayó.

2:36 AM  
Blogger Daniel said...

Aprovecha las oprotunidades, aprovechalas todas. Goles son amores y que la noche sea .... bueno ya sabes lo que sigue.

11:30 AM  
Blogger Erre said...

¿Luis? No pues, mi blog entonces se llamaría "Ele"

7:23 AM  

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