Tuesday, April 10, 2007

El Año Nuevo Recién Regreso

A versh… ni cagando servirá este mail para desearles feliz año porque de alguna u otra manera ya muchas veces se ha repetido y ya aburre. Para variar, como ocurre de vez en cuando, me dedico a exponerles mis desventuras y travesuras en este lado del país. Dianna (así se llama) tiene 24 años y dos hijos. Ya de primeras pensarán feo pero váyanse a la mierda porque mi mamá tuvo al loco a los 20 y al flaco a los 24, así que no judan (flaco, averigua bien eso). Dianna me dice que le gusto porque cuando miro, miro como diciendo “a mí qué chucha tú”. Y la verdad que me pongo a pensar y cómo son las mujeres que se ponen a perseguir al que las mira más feo o al que les habla más feo (si o no Konark, con la ocharán que poco más y le dices “puta” y poco más y te la comes luego en la cocina de la casa donde estábamos… la casa de quién era??? Chili, te acuerdas?). Con Dianna ya había tenido un encontronazo el viernes 29 de diciembre,,, en el bar me tomé tres diazepanes y una cantidad intolerable de tequila y whisky… ya en el momento de clímax drogadístico (clímax en estado “ilirio” como bautizamos con el Konark a ese estado con pepas y trago) me puse de dj y Dianna me recomendaba canciones que no muchas mujeres en este lugar te piden poner (song 2, inmigration song, soul rebel),,, ahí recién la miré bien (“ahí fue cuando recién dejaste de mirarme con ojos de tiburón muerto” me dijo). En fin, terminamos chapando en la puerta de su casa y después del chape me vengo a enterar que Dianna es prima de Dalía… Para los lectores acérrimos de mis desventuras, este nombre tal vez no les suene tan extraño
Dalía tiene 20 (los cumplió ayer y la pasó conmigo, pero ese es otro tema) y enamorado y he venido a convertirme en el “otro”, una especie de amante “ángel vengador subido de peso” (como dice ella)… en esos momentos la había dejado de ver porque su orangután (al que no tuve el placer de conocer y que pa concha estudia en la de lima) se encontraba esos días de año nuevo en este lado del país… so…
Y bueno, o sea que ya van tres primas a las que me chapo (la otra se llama Lorena) y la verdad que no importó mucho, pero conociendo a Dalía seguro se va a poner histérica cuando se entere (y seguramente se va a enterar, no saben lo mierda de chico que es este lugar). En fin, chapamos y ya. Luego pego un salto al 31 (digamos la noche de año nuevo), en el que me llamaron de la casa con el colorado a punto de buitrear su año nuevo y con el Konark y el Clonter ya me imagino en qué estado. Como el Konark y el Clonter, yo también tenía mis sustancias… Comencé mi juerga temprano, a eso de las cinco y media, tomando el champán que me vino en la canasta navideña y con un espejo que me decía que no soy Maradona pero que hasta cierto punto las líneas de la cancha podrían demostrarme lo contrario. Dieron las ocho y el champán estaba vacío y yo ya bien conejo veía mi dvd del chavo. Así que me fui al bar y ahí recibí el año nuevo conversando con dos chicas bonitas que conocí ese día y con las cuales tuve una desenvoltura propia de un necio alturado con chela y whisky encima (“¡carajo Tania!” le dije a una “¡deja a tu enamorado de cinco meses y huyamos a Bambamarca!”… unos diez minutos después, Tania se había ido). En fin, luego los que estaban ahí se fueron a una fiesta y ahí fue cuando la cagué porque seguí a la muchedumbre. Era una fiesta en el club “Los Incas”, en el distrito de Baños del Inca (con el flaco nos dimos cuenta hace años de lo tela que es ese lugar). Quince lucas la entrada y una cantidad de gente que no espero volver a ver. Y un problemota, era un puto club campestre, eso significa que la gente orina en las grandes extensiones verdes del lugar, eso significa que no hay baño (había pero “público”), eso significa una gran pregunta dentro de mi cabeza: “Ahora dónde chucha me la pego”. Imposible hacerlo al aire libre… aquí en la sierra por el frío el azúcar se hace bolas, imaginen algo tan fino y apreciado en ese momento como mi sustancia. Así que decidí no pegármela más. ERROR, me quedé mudo, malhumorado y neciamente empotrado en una silla que no dejé desde la una y media hasta las cuatro, cuando apareció Danna (en verdad apareció un poco antes). Le dije para largarnos… “¿A dónde?” me pregunta… “A mi pent house” le respondo. Así que a eso de las cuatro treinta empezamos a caminar para salir a la carretera porque esta mierda de lugar estaba metido en el pinche ojete del campo. Ya en mi casa yo me dije “ta mare, ahora cómo hago que ando todo durango kid”, pero como la había parado temprano, me fue digamos que fenomenal. Pobre la chica, tuvo que venir el vecino porque ya eran las siete y media y ella estaba haciendo mucho ruido (juaa). En fin, al terminar caí en la cuenta que mi cama estaba mas o menos a un metro y medio de su posición original y mi calzoncillo amarillo andaba desaparecido (todavía no lo encuentro, lo habré tirado por la ventana o algo así?). En fin, me quedé dormido y cuando desperté ella ya no estaba. Así es chévere, cuando no te joden porque nos las acompañaste, o cuando acabas y en vez de decirte algo tan chévere como “hay que fumar cañón?” te dicen “ay, y después de esto qué vamos a hacer? Te gusto? Qué sientes por mí? O sea que solo querías tirar conmigo?”. Todo el lunes me la pasé en la cama hasta que en la tarde me mensajeó Dalía diciéndome que estaba en la puerta de mi casa. Salí, me abrazó, me besó y me dijo “te extrañé”. Su neandertal acababa de partir rumbo a la capital y directamente se fue para mi casa (algo que realmente no esperaba, ya que ella había “tomado” la decisión de no volver a cagarla). “¿Cómo la pasaste?” me preguntó. Le hubiera dicho que estuve tirando con su prima, pero preferí cerrar el pico.

Abrazos.

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