Tuesday, April 17, 2007

Respira en el Aire: Waters en Lima

Me pidieron un artículo para una revista de música. La revista de música quebró. Mi artículo nunca salió. Mi artículo fue antes del concierto. El concierto corroboró mi artículo.

Ay mamá, Roger Waters en Lima. Ya suena a cuento de hadas calatas con una pisca de dietilamida de ácido lisérgico. Imagino cuántos fans ya se están imaginando el quedarse plantados y cancelados en la puerta del Monumental porque solo hay un extintor en toda la maldita explanada. Pero dicen que es real. Dicen que el tío éste sí viene, y que se viene con el repertorio perfecto para un hincha de los lados oscuros de la luna y de los chanchos rosados surcando a placer las chimeneas propias de una tapa de disco de Pink Floyd.

Ay mamá, ¿es que ese viejo realmente va a caminar por el Jorge Chávez? ¿El Waters que el año pasado rayó el muro que divide Israel con Cisjordania va a pisar un suelo que se resiste a un concierto progresivamente histórico? Su gira se llama “The Dark Side of the Moon”, así que todos aquellos dispuestos a pagar la barbaridad que cuestan las entradas imagino estarán esperando que el “run rabbit run” rompa los cánones shakirosos y alejandrosanzosos que ha adoptado nuestra aburridísima cultura musical limeña.

George Roger Waters amenaza con revivir los oídos hastiados de tanto atreve te te te salte del clóset; Roger Waters destapará los cerebros dañados el 12 de marzo cuando pise el coloso de Ate no para hacer goles (aunque jugó fútbol cuando “estudiaba” en Cambridge); Waters le gritará al Perú “Tengo malas noticias para ti, cariño” y posiblemente construirá un muro para encerrar a los fans en un concierto plagado de cortes finales y madres de corazones atómicos.

El de Waters será un concierto ecuménico: los abuelitos que se niegan a serlo se encontrarán con los nietos que solo han escuchado “Another Brick in the Wall” en las radios comerciales; las suegras de pasado “pacifista” chocarán con los yernos que esconden la rizla en la billetera; y los padrinos hippies compartirán con los ahijados que solo la fuman para cagarse de risa. Es más, es muy probable que yo vaya de la mano con mi mamá, a pesar de la psicotrópica advertencia que le he hecho al respecto.

Muchos han esperado este momento, comparable tal vez con otros cuantos brontosaurios que quedan en el mundo y que posiblemente nunca vengan (Rolling Stones por ejemplo; a Dylan no lo cuento porque me cae gordo). Un imposible que se logró: sentiremos finalmente el confortable entumecimiento a pesar de la ausencia de los otros tres pinks. Pero eso ya no importa mucho, Waters vendrá a Lima, mamá, y todavía no me lo creo. Roger, wish you were here.

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