Wednesday, May 09, 2007

Nadie es más que la sombra que lame sus pies (Ultimo Llanto de 22)

Nadie es más que la sombra que lame sus pies. No eres más que la sangre que emana de tus ojos. No soy más que la piel muerta que salta cuando sacudes las sábanas. Push push ahhh. Un par de manos y tres pies pegados a mi boca. Hambre normal de hombre inmundo. Pescar un resfriado dándole un sentido al infierno. Nada es más lindo que amanecer entablado en Lima, partiendo los días en segundos, dividiendo la oración en palabras mágicas y sueños contigo, perrita. Sueños irrisorios sin dioses ni altavoces. Sueños de perritas rastreras que se comen mi caca y me muerden los muslos. Qué lindas son tus manos, qué linda es tu emoción, qué linda es la muerte que me enseña tu calzón. No eres más que la sangre chorreando más lento. No eres más que un game over, una frase extinta, un barbarismo insignificante. No eres más que un par de zapatos viejos colgados en un cable de luz. No eres más que mi boca y la tuya. No existes si no te pienso, pero la omnipotencia ha aprendido a brillar en tus rulos asquerosos. No te veo desde arriba porque caminas sobre mi cabeza, amplificando los rayos que se disparan en la ronca e impune disfunción de mis brazos erectos. Te amo por ser tan puta, por tener esa mano dulce que tantas noches se comió mi sexo. Odio tu perfección al caminar y las obscenas invitaciones que haces al hablar. Zoqueta de mierda. Mar de ojos y malos recuerdos, mar de tenazas en pie y dunas hirvientes. Presagios oscuros, tormentas glaciares y cúspides de piedra negra muerta enferma. Cueva mohosa, mala señal. Tu límite es mi sombra, la que lame tus pies y pierde por cuatro a cero. Sin un par de aletas, en el oído me espera un mar de serpientes azules y moradas, blancas, eternas, juguetonas y maltrechas.

¿Por qué hablarte o callarte? Da lo mismo magra apariencia. Te da lo mismo eso es lo feo, Feo encontrarme y patearme, asaltos en frío en caliente y en oriente. Me duele me jode me enferma. Me maltrata esta última penitencia. Será por ti y los años que despertaron al oír la puerta temblar, los pérfidos goznes resonar en marcas de metal, en ruinas de azufre y almizcle, oliendo a ti, a tu demonio que me sonríe, hiriente, audaz, asquerosamente bello. Cómo duele la última lágrima, el último y ya extinto color morado (la serpiente, sí, la serpiente).

Teléfono.

Herramienta sin filo, cómo cortar venas, cómo abarrotar un amasijo de probabilidades que me enseñen a patearte el culo. Cómo darme cuenta que eres un fantasma, una sombra que lame sus propios pies, una sombra que cierra su círculo sobre sí misma. Demonios. Qué asco me da cuando te extiendes sobre las orillas de mi eternidad, de mi corazón inflado como mi panza. Qué horripilante la sensación esta que sobreviene a cada segundo, tú haciendo, tú llorando, tú caminando, tú tirando, tú y tu corte en el útero, tú y todas tus insulsas manías que por puro gusto aprendí a manejar.

¿Para qué, perrita? ¿Para qué entregarme a esta dolencia enfermiza? Para qué mirarme al espejo sin amoldar esperanzas. Para qué callarme la euforia. Si no te veo apareces en mis sueños, convertida mierda en serpiente morada, en el último escondrijo de Minas Morgul, en la última y necia circunstancia que atraviesa mis dedos como un puñado de arena. Inútil sin miembro, pobre amputada e indigna patología.

3 Comments:

Blogger YvO said...

ya no se si la deseas con todas tus fuerzas o la odias... quiza sean las dos cosas?
sera que es para una mujer perdida? o de verdad es para una perrita? :oP
saludos
besos para ti tambien

1:10 PM  
Blogger Erre said...

Sería estúpido decir que no está dedicado para alguien. Pero bueno, la vida es para adelante. Hay que manejar mirando por el vidrio de adelante, no por el retrovisor.

3:32 PM  
Blogger Valentina said...

Cada palabra que dices se siente tan perfectamente pensada, tan sinceramente sentida, y enlazaste elegante, dulce y agresivamente frase tras frase. Que fuerte parece tu experiencia.

7:31 AM  

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